La electricidad más barata del mundo se generará, a partir de 2020, en el Estado mexicano de Coahuila (norte del país). El gigante energético Enel se ha hecho, en la última subasta de energía a largo plazo celebrada en México a mediados de noviembre, con un contrato por el que se compromete a generar electricidad a un precio de 17,7 dólares por Mw/h, el más bajo del mundo según los datos de Bloomberg New Energy Finance, en una planta de 100Mw de capacidad instalada que ya está en fase de construcción muy cerca de la frontera con Estados Unidos. Hasta ahora, el precio más bajo se registraba en Arabia Saudí, donde un proyecto de energía solar se compromete a generar electricidad a un precio de 17,9 dólares por Mw/h.
Al ser un proyecto pequeño respecto a las necesidades eléctricas de México en su conjunto, los especialistas no esperan que tenga una incidencia inmediata en los precios que pagan los consumidores. En cambio, sí abre una importante veta para que el coste de la energía que soportan hogares y empresas baje con fuerza en un futuro no tan lejano.
La electricidad se generará en el parque eólico de Amistad, situado cerca de Ciudad Acuña, según la información proporcionada por la firma italiana. “Una de las razones para que el precio sea tan bajo son las sinergias con las primeras fases del parque: la infraestructura y la interconexión [el factor que muchas veces más encarece los proyectos] ya están construidas”, apunta a EL PAÍS Paolo Romanacci, director general de Enel para México y Centroamérica. En el precio ofertado, el directivo afirma no haber incorporado de antemano los avances tecnológicos que se esperan en los tres próximos años, antes de que el proyecto entre en funcionamiento definitivamente: “Somos una empresa con un bajo perfil de riesgo: la tecnología es la que es, la turbina que utilizaremos ya está desarrollada y tenemos un plan industrial escrito. Estamos seguros y nos salen los números”.
Romanacci tampoco se muestra sorprendido por la cifra ofertada: “Es el más bajo en un contexto global de precios que ya está por ahí”. Tampoco por el hecho de que la electricidad más barata del mundo vaya a provenir de un proyecto eólico y no solar, una constante en los últimos tiempos. “Es un falso mito: es cierto que la solar está mejorando a un gran ritmo, pero la eólica tiene un gran margen de mejora, incluso superior. La industria ha cambiado su estrategia en los últimos años y está siendo más agresiva”, agrega el jefe regional de Enel. Su pronóstico para México, un mercado en el que la energética italiana ha centrado sus miras de futuro, es que ambas tecnologías limpias crezcan en los próximos años por encima de las expectativas: “A estos precios, empieza a no tener sentido ninguna alternativa que no sea renovable”.
El director del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Antonio del Río, discrepa parcialmente con el ejecutivo de Enel y ve un “mayor recorrido” en la solar que en la eólica. Al menos, en el caso del país norteamericano, “que tiene un potencial de generación fotovoltaica cuatro veces mayor al de Alemania”, uno de los países que más firmemente ha apostado por esta tecnología en los últimos años. “Lo que necesita México es una red eléctrica que soporte una generación distribuida por todo el país”, añade.
México, Chile, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí compiten recurrentemente en sus subastas por ver dónde se genera la electricidad al precio más bajo, según los datos de Bloomberg. En todos los casos, la energía procede de energías renovables. En esas circunstancias de competencia tan estrecha, está por ver por cuánto tiempo el país norteamericano podrá retener el récord.
“México uno de los países más atractivos, especialmente para aquellas compañías que buscan contratos de largo plazo”, valora por correo electrónico Ana Verena Lima, analista de Bloomberg New Energy Finance. Las condiciones naturales para la generación de electricidad limpia, ya sea eólica o solar, son “muy buenas”, subraya Verena. “Y las empresas, además, pueden elegir en qué moneda establecen el contrato, en pesos o en dólares”. Este último factor es más importante de lo que a primera pueda parecer: a pesar de que el peso mexicano es la moneda más líquida del mundo emergente, las crecientes dudas sobre la renegociación del Tratado de Libre de Comercio de América del Norte (TLC) que une al país latinoamericano con Estados Unidos y Canadá desde 1994 han introducido una enorme volatilidad sobre la divisa.
Aunque la adjudicación a Enel es un hito por precio, la continua rebaja en los precios de adjudicación de la energía que se subasta en México se ha convertido en una constante desde la aprobación de la reforma energética, en 2013. El coste medio de producción de energía renovable —fundamentalmente, solar y eólica— en las últimas subastas está en el entorno de los 20 dólares por Mw/h. «Hace poco, la Agencia Internacional de la Energía [IEA, por sus siglas en inglés] se jactaba de que el precio mundial de las nuevas subastas de renovables estaba en el entorno de 30 dólares por Mw/h en todo el mundo. Pero es que México está 10 dólares por debajo, el más bajo del planeta», subraya Severo López-Mestre, director de la consultora Galo Energy, que aboga por centrarse en el precio medio de la última subasta y no tanto en un proyecto concreto, como el de Enel. La media de coste de producción en el mercado mayorista mexicano ronda 60 dólares por Mw/h, más del triple de lo ofertado por Enel en su nueva planta de Coahuila.
¿Qué explica esta continua reducción de costes? López-Mestre subraya cuatro factores: la cada vez mayor presencia de participantes en las subastas (mayor oferta), lo que genera una «competencia brutal» en el mercado mexicano; el compromiso de que el 35% de la energía consumida por el país norteamericano en 2024 proceda de fuentes limpias; la curva de aprendizaje tecnológica, tanto en energía solar fotovoltaica como en eólica y, sobre todo, el hecho de que México haya sido el último país de la OCDE en desregular el mercado eléctrico. Hay apetito: «En estas circunstancias, muchas empresas están dispuestas a pagar un boleto más caro para poder ganar los proyectos aquí», añade el consultor, especializado en temas de energía. «El mecanismo de subastas está siendo un éxito claro en el corto plazo, la duda es si también lo será en el largo plazo».